Una Actitud no tan 2020 (Filipenses 2)

Todavía recuerdo el lugar donde nos reunimos. Había un solo cuarto grande divido en partes para hacer de ello 3-4 salones. Esta clase era mi favorita. Había yo estudiado la Biblia toda mi vida pero la forma en que mi maestro ‘Coach’ nos enseñaba era distinto. Cuando él hablaba de la Biblia fue bastante evidente que realmente había impactado a su vida. Nos compartió las verdades que Dios le había enseñado por medio de sus muchas experiencias. Y no podía ni dejar de apuntar todo lo que decía porque de verdad era todo interesante. “Les voy a dar la opción de no tomar su examen final.” De inmediato, todos los alumnos le prestaron su atención completa. “Sólo tienen que memorizar el segundo capítulo de filipenses.¨

Y así fue que comenzó mi primero estudio de esta carta de Pablo. Mientras memorizamos también estudiamos el pasaje. ¿Qué significa esto de ‘siendo del mismo sentir?´¿Qué quería decir este pasaje sobre Jesús? Parecía más que nada una forma muy poética de decir ‘Jesús vino, murió, y era un hombre muy humilde. Entonces, deberíamos ser como él.’ Esto es verdad. Pero aún había mucho que yo no entendí. 

*15 años después*

Actitud.” Me dijo.

“Pienso yo que el enfoque principal es en la actitud de Jesús y cómo estaba dispuesto a poner los intereses de los demás anted de los suyos.” Las palabras de mi amigo me hicieron pensar. Claro que yo había leído y hasta memorizado este pasaje antes. Pero esta vez, no solo empecé con el capítulo 2. Había estudiado más sobre el personaje de Pablo y su vida, investigado sobre el contexto de esta carta a los filipenses, y justo antes leí sus cartas a los Corintios (que por cierto son muy interesantes). Ahora sabía yo que Pablo había escrito estás cartas mientras estaba encarcelado (quizás en su propia casa #cuarentenaromana) y durante un tiempo en que personas en las mismas iglesias que sembró estaban hablando en contra de él. Pablo tenía muchas razones para sentirse enojado, deprimido, o al mínimo desanimado. Él era, al final de cuentas, un simple humano. Y vemos en sus cartas que él sentía las cosas. No era un hombre sin sentimientos o luchas personales. Y aún así podría escribir desde su cárcel que ‘vivir es Cristo, morir es ganancia (1:21).’ Pablo era un hombre que sabía cómo someter su actitud al Señor. Sabía que en cualquiera circunstancia, si estaba viendo por los intereses de los demás y no solo los suyos, no estaría abatido y afrontado cuando cada uno de sus libertades aquí en la tierra le fueron quitado. Sabía que Dios le sostendría porque había visto el ejemplo de Jesús, quien hizo el sacrificio más grande.

Pero la cosa no termina ahí. Pablo continúa hablando de cómo los actitudes de otros ha sido un fuente de ánimo bastante importante para él. Hablando de Timoteo dice: ‘pues no tengo nadie que se interese por ustedes con tanto ánimo y sinceridad.’ Y de Epafrodito: ‘…porque a causa de la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, arriesgándose su vida para completar lo que faltaba en el servicio de ustedes a mi favor.’ ¿Y esto qué implica para nosotros como creyentes hoy en día? ¿Qué Pablo sentía que no había nadie como Timoteo o Epafrodito? ¿Cuántos de nosotros verdaderamente nos preocupamos por nuestros hermanos en la fé y un mundo perdido? La realidad es esto: no lo hacemos y no podemos hacerlo. No podemos ser esas personas tan comprometidas a la obra del Señor si no estamos ‘llevando a cabo’ nuestra salvación. Si no estamos poniendo a Cristo y a los intereses de los demás encima de nuestros propios intereses. Si esa actitud fue algo difícil de encontrar en los tiempos de Pablo, podemos asumir que en el nuestro también lo es. Vivimos en un mundo que nos dice constantemente que soy yo quien más importa. Tengo que cuidar a mi mismo y buscar mi felicidad y alegría. Porque si yo no lo hago, nadie más lo hará. Y quizás es verdad. ¿No es eso lo que Pablo les está escribiendo a los filipenses? Pocos y difíciles de encontrar son los que pongan encima los intereses de los demás. Pero si queremos ser como Pablo, Timoteo, Epafrodito o incluso Jesucristo esto es exactamente lo que tenemos que hacer. Afortunadamente no tenemos que hacerlo solos, ‘porque Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad.’ 

Así que, mientras luchamos para entender y aceptar la situación en que el Señor nos tenga hoy, miramos hacía los que vinieron antes y sabían muy bien que está vida no tiene nada que ver con nosotros y todo que ver con Él. En momentos de cuarentena y distancia social seamos como Pablo. Presentes aún en nuestra ausencia. Buscando a servir a los demás aún mientras estamos dolidos por le que hemos perdido. Y miramos hacía el ejemplo mayor que es Cristo, regocijándonos en que es un Salvador vivo, resucitado, y exaltado y que ahora está sentado en la mano derecha de Dios. 

“Y esta es mi oración: que su amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento para que aprueben lo mejor, a fin de que sean sinceros e irreprensibles en el día de Cristo.”

Filipenses 1:9,10